Foto grupal en el Jaizkibel (543 metros). Jaime
Siguiendo con nuestra tradicional salida otoñal por el noroeste del Pirineo, este año hemos sido 27 Compañeros: 12 del Club Atlético Sobrarbe y 15 del Nabaín, los que nos hemos acercado a conocer la zona de Hondarribia.
Situada en el extremo noroeste de la provincia de Guipúzcoa, este precioso pueblo pesquero forma junto con Irún y Hendaya, la bahía de Txingudi. La naturaleza ha sido tradicionalmente una de las formas de delimitar los territorios, y así como nuestra frontera natural con Francia son los impresionantes Pirineos, en esta zona la encargada de hacerlo es la desembocadura del río Bidasoa.
Una calle del bonito pueblo de Hondarribia. Petri
El viernes lo dedicamos a alojarnos en los Apartamentos Cofradía, ubicados en el Barrio de la Marina, en el corazón del pueblo. Hacer turismo, reencontrarnos con los compañeros, en una palabra: Disfrutar. Del olor del mar, del mecer de las mareas, de un paseo por la parte vieja, de un buen txakolí… y por supuesto de una suculenta cena en el Restaurante Route 33, donde Gloria y su hija nos han mimado como si fuéramos de la familia.
La cena del viernes en el Route 33. José Luis Munarriz
Para el sábado tenemos preparados varios planes porque las previsiones dan bastante lluvia. Al final tenemos suerte y parece que no son tan malas, seguimos con el plan inicial. Haremos todos la misma actividad, pero con dos variantes a elegir. Los más madrugadores cogemos un autobús que nos lleva a las 8:00 de la mañana de Hondarribia a Pasai Donibane. El resto se incorporará a la marcha un poco más tarde, a las 11:00.
La actividad consiste en hacer el primer tramo del Sendero de la Talaia. Este GR-121 discurre por todo el litoral vasco, y debe su nombre a que lo hace atravesando antiguas atalayas de vigilancia de los famosos balleneros vascos.
Bonitas formas y colores del acantilado junto al mar. Manolo
A las 8:30h nos ponemos en marcha. Atravesamos el pueblo de Pasai Donibane por su calle principal, y nos dirigimos hacia su fantástica bahía natural. En este punto la ruta empieza a ascender, y se va introduciendo poco a poco en la zona boscosa de las faldas del monte Jaizkibel. Por el camino encontramos varias palomeras, donde los cazadores esperan acomodados en sus puestos la migración anual de las palomas torcaces.
El grupo en la salida en Pasai. Manolo Hernández.
Desde el camino de ascensión al Jaizkibel. Manolo
Alcanzamos en algo más de dos horas la cima del Jaizkibel y sus 543 metros de altura. En contra de lo que estamos habituados, este será el punto más alto del día. Hasta ahora hemos hecho unos 600 metros de desnivel y casi 9 km.
Hondarribia /España y Hendaya/Francia (con playa), separados por la desembocadura del Bidasoa. JML
Paramos a almorzar un poco y nos juntamos con el resto de compañeros. Ahora sí, ya estamos todos. Nos cuentan sorprendidos que se acaban de encontrar con Angelón, vecino de Ainsa, subiendo a la cima en bicicleta. Este fin de semana hay una invasión de sorbrarbenses en Txingudi!
Ciclista bajando del Jaizkibel sin saber que era nuestro amigo sobrarbense y morico Ángel Cheliz. J.Mª Lafuerza
Encuentro casual con Angelón. Quino Escartín
Reanudamos la marcha en dirección norte, bajando suavemente por una pista entre pinares y prados. De repente el grupo se va estirando y yo pienso preocupada.. jolin que raro, debe haber alguien que va fastidiado. Pero no! Están todos encaramados en el pinar cogiendo robellones!! Se les van los ojos porque este año por Aínsa con la sequía que tenemos, escasean.
Uno de los robellones captado por Manolo Hernández.
Un poco más abajo, o bueno, abajo del todo.. alcanzamos el punto fuerte del día: la costa cantábrica. A partir de aquí vamos a ir constantemente paralelos al mar. El contraste de colores y sensaciones es increíble. A la derecha: verdes y marrones del bosque salvaje, y a la izquierda: azules, blancos y marrones del océano, la espuma, las calas y las playas.
Rebaño de corderos en praderío cercano al mar. Petri Moral.
A las 14:30h paramos a comer tranquilamente, embelesados, disfrutando de la inmensidad del mar, y hoy también de su bravura. Por momentos ese cielo encapotado que nos ha protegido, pero que tampoco hemos dejado de vigilar, escampa y aparece tímidamente algún rayo de sol.
Bonito sitio con vistas al mar el escogido para la comida. Manolo
Retomamos la marcha por un sendero que, aunque resulta cómodo, va cansando poco a poco nuestras piernas con su característico sube-baja, y llegamos al Faro y el Cabo de Higuer. Punto de referencia para todo montañero porque es aquí donde comienza el GR-11, que recorre de principio a fin nuestro querido Pirineo.
Foto grupal en el faro/cabo de Higuer, el inicio/final del GR11 pirenáico. J.Mª Lafuerza.
Un poco más adelante nos topamos con el puerto y la playa de Hondarribia. Algunos vacilan con bañarse, pero todos vamos de farol… o no?? Cuando nos queremos dar cuenta Dani y Enrique se están quitando la ropa y echan a correr hacia el agua!! La cara del resto, para enmarcar. No contentos se hacen unos largos y todo, dicen que está más caliente que la Gorga de Boltaña.
Playa de Hondarribia en donde se capuzaron Dani y Enrique. Al fondo el monte Larrún
Ya cansados acabamos de recorrer el tramo de paseo marítimo que nos queda hasta llegar a los Apartamentos. En total hemos hecho unos 28 Km y 1050 metros de desnivel los de la ruta larga, y 19 Km y 400 metros de desnivel los que se han incorporado algo más tarde.
Duchas, cervezas, cena. Todo con buen ambiente pero con no tantas ganas de juerga como otros años. Ha sido un día largo para el recuerdo. Curioso pasear por la playa con las mochilas al hombro y las botas calzadas. Sensaciones y paisajes muy diferentes a los que estamos acostumbrados, y con los que algunos se reencuentran después de años.
Brindando con txacoli en un bar de Hondarribia. JML
Bolsa de compra de recuerdo de las 4 etapas otoñales, que nos entregaron Sandra y Dani.
El domingo el plan es ascender al monte Larrún desde el Colt de Sant Ignaci, su cara francesa. El día sale lloviendo, encapotado e inestable, así que decidimos subir, pero utilizando su curioso tren de cremallera. 35 minutos de viaje a 9 km/h, con pendientes de hasta un 25% en un tren que tiene casi un siglo, del que son encantadoras desde sus cortinas del Athletic, hasta sus goteras cuando empieza a llover.
Con sus 900 metros de altura y su proximidad al mar, las vistas desde la cima son impresionantes. Hoy no tenemos suerte. El cielo está muy encapotado y llueve, así que nos tomamos una caña en una de sus ventas y bajamos de nuevo en el tren.
Verdoso paisaje captado por Manolo desde el tren.
Fin de semana curioso, diferente, lleno de emociones y sorpresas, algunas preparadas con cariño por nosotros, otras nos las habéis dado también. Muy agradecidos por la gran acogida un año más. A nuestros fieles que deciros, que el 90% de estos viajes los hacéis vosotros: buen ambiente, compañerismo, risas, confianza… Sin palabras porque el cariño abruma, y sabéis que yo enseguida lloro.
Dani y Sandra
Enlace a todas las fotos de Manolo Hernández:
Idem, de Petri Moral:
https://photos.app.goo.gl/rdX6rGhRUgpwxZsg9
Idem, de José María Lafuerza:
https://photos.app.goo.gl/CFm3rfHpkG1yAcin7
Foto de despedida del Restaurante en donde cenamos y desayunamos un par de días.