Foto de familia de los 33 caminantes en Nocito. Quique Pueyo
 

Foto de familia de los 33 caminantes en Nocito. Quique Pueyo
 
Como antesala de la crónica de nuestro amigo Oscar, querría manifestarle, en nombre de todos los participantes en la “andada”, nuestro agradecimiento por el esfuerzo realizado para que todos disfrutáramos de lo lindo (salvo en alguna cuesta que a alguno se le hizo un tanto pesada) de esta jornada montañera, tanto en la travesía de Nocito a Vadiello como en la comida tan completa que nos tenía preparada y con la que terminamos la excursión en el refugio del club Peña Guara de Huesca, al que agradecemos también este detalle:
 
Eran casi las nueve de la mañana, estábamos en Nocito (bonito pueblo del norte de la sierra de Guara) y éramos 33 excursionistas, del Cas y Nabaín, hombres y mujeres, jóvenes y menos jóvenes, más o menos conocedores del terreno, todos con el firme propósito de empezar la travesía que nos llevaría hasta el entorno de Vadiello.
 
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Puente medieval de Nocito.
 
El día magnífico, como no podía ser de otra manera después de anunciar casi toda la semana lluvias para hoy. Si hay algo que reprochar a la “meteo”, fue un poco de calor, sobre todo para las fechas que estamos, pero bueno, es mal menor.
 
La excursión iba a aprovecharse de la limpieza y marcaje como parte del “camino natural de la Hoya de Huesca”, de antiguos senderos y pasos que recorren las gargantas del río Guatizalema.
 
No es que fuera un camino de gran uso en tiempos, pues la principal vía de comunicación desde Nocito, en dirección al sur de la sierra iba por el mesón de Santolaria y Cuello Bail, pero desde siempre, el paso por el río y las laderas del Fragineto, había sido paso secundario pero usado, más utilizado por carboneros, ganados, cazadores, truferos…el camino, de hecho, toma el nombre de uno de sus usos, y es comúnmente llamado como “senda de los carboneros”.
 
El caso es que sobre las nueve de la mañana, dejamos atrás las últimas casas de Nocito y vamos descendiendo paralelos al cauce del río Guatizalema. Ésta será la tónica del día, pues aparte de cruzarlo tres veces, continuamente estaremos andando en altura, sobre el cauce de un río que a veces tendremos a pocos metros, y a veces veremos bastante abajo.
 
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Pasando barranco, poco después de la salida.
 
 
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Pasando el Guatizalema.
 
El camino está muy marcado, casi en exceso en algunos puntos donde incluso sirgas y barandillas imponen cierto toque “urbanita” en lugares que quizás no fuera tan necesario. En otros sitios, sin embargo, ha estado muy acertada la labor de limpieza de vegetación, o incluso el colocar mejor plataforma allí donde casi se había perdido por el desuso y la erosión.
 
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Oscar dando las oportunas explicaciones sobre el recorrido.
 
 
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Como en muchas ocasiones, el problema de los caminos, más que la limpieza, es el mantenimiento, que si bien debe empezar por un uso continuado, o repetido (basado en la divulgación al público en general), debe continuar por un “repaso” cada año o pocos años: ni más ni menos lo que pasaba hace 40 o 50 años, cuando era paso obligado para las gentes de la zona: uso y mantenimiento, entonces por los propios vecinos y usuarios.
 
Esto viene al caso de llamar la atención sobre las pasaderas que puestas en dos de los pasos obligados del río, solucionaban muy bien dicha maniobra de cruzar sin mojarse uno los pies…pero que a raíz de las riadas y tormentas de principios de octubre han quedado inservibles caso de venir el río con un poco de caudal más del habitual. Una pena que la buena labor de esa parte del camino, ahora se vea perdida, y desde luego habrá que pensar en reponer el material movido por las aguas. Una riada así tampoco viene más que una vez en la vida, como demuestra que casi nadie de Nocito recordaba algo igual, o si acaso los más mayores una hace muchos años.
 
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Algunas setas "piazules" junto al camino.
 
Volviendo a nuestra excursión, el grupo ya desde el principio tiende a estirarse, como no podía ser de otra manera cuando el número de montañeros es tan alto, y la condición individual tan variopinta.
Pero no pasa nada, reagrupamientos de vez en cuando, y cada uno como pueda, pero sin perder tiempo en exceso.
 
La primera parada relevante, se produce un poco antes de las 11:00 de la mañana, en un buen mirador, despejado y soleado, más o menos enfrente del afluente por la orográfica derecha llamado “barranco Fondo”, acaso el más importante por esa vertiente del Guatizalema, junto al barranco La Matosa, situado un poco más aguas abajo.
La gente está animada, sobre todo porque parar y almorzar son dos palabras siempre bien recibidas en el seno del grupo.
 
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La parada del almuerzo.
 
 
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Otra foto del almuerzo. Ramiro Alins.
 
Además, desde el sitio de almuerzo hay que empezar bajando de nuevo al río para cruzarlo por tercera y última ocasión…a la espera de la segunda y “definitiva” subida antes de Vadiello. Toda excursión tiene trampa, y la de hoy sábado día 2 era la subida final para ganar las cretas del Borón, pico calizo ya sobre las aguas de cola del embalse de Vadiello.
 
Hemos empezado la excursión por la orilla orográfica derecha, cruzamos a la izquierda cerca de Nocito, y luego ya cerca de Vadiello volveremos a la derecha.
 
Decir que dos personas, “JoséMari” del CAS y Enrique del Nabaín, deben volver a Nocito, pues los que han venido desde Huesca no han podido sumarse el autobús desde el que hemos venido de Ainsa y Boltaña, con lo que dos conductores deben volver por los vehículos a Nocito, y desde allí ya en coche llegar a Vadiello.
 
El resto descendemos a cruzar el río, pasamos bajo una aguja característica de roca, llamada el “proyectil”, y nos introducimos en media ladera bajo el circo que forma la cola del embalse de Vadiello, encajado entre las canales del Fragineto y las crestas del Borón.
 
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Hay quien decide poner pies en polvorosa en cuanto empiezan las duras rampas que nos han de llevar a un portillo por donde aprovechar a atravesar hacia el sur la ásperas calizas del Borón, y así no oír lamentos, chemecos y quejidos de todo tipo, que más parece una convención de plañideras que una travesía de gente formal y adulta…pero que vamos a hacer.
 
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Tras esta mínima dificultad, y ya puestos de nuevo en grupo y dejándonos llevar hacia los mallos de Ligüerri, el sendero acaba de atravesar algunos barrancos y finalmente llegamos a la carretera, bajo la aplastante inmensidad de los mallos conglomeráticos bajo los cuales embalsan las aguas del Guatizalema.
 
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Ya estamos en Vadiello. Son las 14:00, para los primeros, y 14:30 para los últimos, pero hay que explicar que los primeros se han adelantado para poder ir directamente al refugio que nuestro club amigo, Peña Guara, de Huesca, tiene y nos ha cedido para poder hacer la comida de hermandad de hoy.
 
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La brasa está hecha, con un buen fuego que templa el refugio, cuando todo el grupo llega, y así podemos comer 34 personas (con el conductor que nos acompaña), un menú compuesto de: ensaladas, olivas, tostadas de ajo, patatas asadas, y luego magro, panceta, chorizo y longaniza, todo a la brasa. Fruta, y café con empanadicos (o pastillos). Vino del Somontano…y antes de que algunos empiecen a cantar,  sin ser aún las 18:00  cogemos el autobús de vuelta, para llegar a Ainsa a las 19:30 y a Boltaña diez minutos después.
 
Oscar Ballarín
 
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La brasa ya está preparada.
 
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Menuda fiesta que nos tenía preparada Oscar.
 

Club Atlético Sobrarbe CAS sobrarbe pirineo Foto de despedida delante del refugio de Peña Guara en Vadiello. José María Lafuerza.

 

Enlace a las preciosas fotos de Manolo Hernández:
 

 

  

 

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