FIN DE SEMANA POR TIERRAS Y MONTAÑAS DE CASTELLON… Y LUNES DE PROPINA EN LA ALBUFERA
En esta ocasión hemos visitado un “pequeño” rincón del Parque Natural de la Sierra de Espadán, tomando como “Campamento Base” el albergue “La Surera” (El Alcornoque), en el bonito pueblo de Almedíjar, de la comarca del Alto Palancia.
Hemos participado veinte montañeros, socios del CAS (cinco de ellos valencianos), del Nabain y mi amigo Jesús.
El primer objetivo, del sábado 30 de Abril, ha sido el Pico Espadán, que da nombre a la sierra, que con sus 1099 mts de altitud se convierte en una atalaya desde la que se divisa una gran extensión en 360º.
A los 16 participantes que nos alojamos en el albergue se unieron a primera hora tres socios del CAS residentes en Valencia, Alberto, Ana Y Santi.
Atravesando el pueblo tomamos el barranco de Almanzor con una rica vegetación mediterránea, incluído su protagonista principal, el alcornoque, que nos va acompañando todo el camino.
Encontramos por el camino la recreación de una antigua carbonera y a su lado la cabaña del carbonero.
Nos desviamos unos metros para disfrutar de “la Castañera”, árbol monumental con multitud de brazos.
Vadeamos el barranco varias veces, viendo como aparece y desaparece el flujo del agua y visualizando las huellas que se han producido con las recientes avenidas de agua de esta lluviosa primavera.
Tras un largo y suave ascenso llegamos al collado de Íbola, donde ya hemos superado casi 400 metros de desnivel en 7 kms andados.
Nos quedan 300 metros haciendo la diagonal que nos llevará a nuestro primer objetivo del día: el Pico Espadán.
Tras recrearnos un rato con las amplias panorámicas que se divisan desde la cima, decidimos buscar un sitio acogedor para almorzar (para algunos) o comer (para otros). Santi nos sugiere bajar un poco más adelante… y, efectivamente, nos acomodamos en un rinconcito muy acogedor.
Cada cual saca sus viandas de la mochila, para consumo propio y para compartir con los compañeros, con especial mención a “los porteadores mayores” José Luis, con sus dos botellas de buen vino (entre otras cosas) y Carlos, con su bien nutrida variedad de embutidos “al por mayor”.
Una vez finalizado este sabroso y abundante “menú de degustación”, seguimos ruta en engañoso descenso, para buscar nuestro segundo pico del día, el Refición (997m, partiendo de 900m).
Y como andamos bien de fuerzas, continuamos ruta hacia nuestro tercer objetivo: el Pico Cullera. Vemos al fondo de la 2ª foto el cordal del Espadán.
Y la última etapa, antes de tomar definitivamente el descenso hacia Almedíjar, la hacemos en el “Mirador Piedras de Cullera”, otra atalaya con vistas al sur, donde apreciamos al fondo el Barranco de Almanzor y Almedíjar. Y más lejos varios pueblos entre los que destaca Segorbe, capital de la comarca, y un poco más allá la Sierra Calderona (ya en la provincia de Valencia). Y mucho más al fondo, la Sierra de Corbera, al sur de Valencia entre las poblaciones de Cullera y Alzira.
Con la amenaza de lluvia (que no pasó de ahí) continuamos el descenso hacia el pueblo para tomar una merecida cerveza, no sin antes “tomar medidas para evitar lesiones” con unos ejercicios de estiramientos, dirigidos por Teresa, a los aplicados del grupo.
Después de una tarde y noche lluviosa, nos amanece un domingo precioso para caminar, con alguna nube alta que evitará que pasemos calor. Hoy se une al grupo mi amigo Jesús, que ya estuvo con nosotros la pasada edición de los Montes de Castellón.
En la ruta de hoy visitaremos el Barranco de la Falaguera, también llamado de la Mosquera, por localizarse en su interior la masía de la Mosquera, que antiguamente explotaba el corcho (“suro”) de los alcornocales (“sureras”) de la zona.
Hoy partimos del Collado de Íbola (casi 800m), al cual accedemos en coches para evitar los 7 kms de marcha y 400 m de desnivel que ya hicimos ayer.
Tras continuada subida de apenas 150m hasta los 939m alcanzamos el “Cerro Gordo”, desde donde se podría divisar el mar si la bruma no nos lo impidiera… pero se adivina.
Como hoy vamos en plan dominguero, tenemos previsto recrearnos “al libre albedrío”… hasta que nos toque correr. Y así lo hacemos desde el primer momento.
Descendemos hasta el ColladoDe la Mosquera para retomar subida hasta “Peñablanca”, para retornar al collado y entrar en el barranco de la Falaguera.
Llegamos a la Masía de la Mosquera, conde nos reagrupamos, esperando a los últimos que se han entretenido haciendo la “cosecha del día”
Continuando el descenso, pasamos por la fuente de la Mosquera, que normalmente pasa desapercibida y nos acercamos a una pequeña cascada situada en una zona angosta, para continuar por una zona de alcornoques monumentales con los que nos abrazamos para tratar de sentir “el secreto de su longevidad” (por ejemplo).
Y a partir de ahí, se acabó “el libre albedrío”; toca aligerar para llegar a tiempo a Almedijar para comprar quesos, en la quesería, aceite, en alguna de las casas del pueblo, recoger los coches que dejamos en el collado y sentarse a la mesa a la hora convenida con el restaurante… y solo al que le de tiempo para cumplir todo eso, que se duche si quiere.
Después de una abundante comida, partieron para sus destinos algunos compañeros que no podían quedarse a “la propina del lunes”. El resto descansamos un rato, y luego aprovechamos la tarde para visitar el vecino y bonito pueblo de Aín. Alguno comentó que si le añadíamos al final “sa”, nos salía algo conocido y cercano: Ainsa. Y entonces otro comentó que si le añadías delante “Nab”, también nos salía algo conocido y cercano: Nabaín. O sea, que estábamos tan a gusto como si estuviéramos en el Sobrarbe. Y lo cierto es que nos reímos mucho durante toda la tarde.
LA PROPINA DEL LUNES EN LA ALBUFERA DE VALENCIA
Como el lunes era fiesta en Aragón, varios compañeros me pidieron consejo para pasar el día por estas tierras Valencianas. Y se me ocurrió que de montañas ya iban servidos y que podríamos hacer algo distinto. Y lo que sigue fué el resultado.
Como en días anteriores desayunamos temprano y nos dirigimos a la Albufera de Valencia, concretamente al poblado de El Palmar, “atrapado” entre el lago, los canales y los arrozales. Antes hicimos una parada en un embarcadero que nos pillaba de paso para disfrutar de las vistas del lago.
Lo primero que hicimos al llegar a El Palmar fue embarcarnos en una barca tradicional (llamados laúdes, faluchos o falúas), con nuestra barquera Rosa, una institución en este oficio.
Aunque todavía no se ha plantado el arroz y no se puede apreciar el verdor de los campos inundados llenos de plantas de arroz, tras el paseo en barca, dimos un paseo en coche por caminos de las cercanías del pueblo para hacernos una idea de como están distribuídos los campos y canales de los arrozales. Esto nos llevó poco tiempo ya que no teníamos mucho para disfrutar de la siguiente actividad: la playa.
Algunos veníamos preparados para bañarnos si el tiempo (la meteo) lo permitía. Pero el viento fresco no animaba a mojarnos más allá de las rodillas. Pero eso no impidió darnos un largo paseo por la playa de “El Saler” , que con dunas de arena pobladas de vegetación y el bosque a su lado, está situada en la franja que hay entre el mar y la Albufera.
Y para finalizar este largo fin de semana, la comida de despedida la hicimos en un Rte. situado en una Alquería en medio de la Huerta Sur de Valencia, donde pudimos saborear exquisitos entrantes, paellas y postres, amén de los vinos, para volver a casa con un buen sabor de boca.
Desde aquí quiero agradecer a todos los participantes el entusiasmo y cariño que me han brindado en esta aventura por tierras valencianas que ha estado plagado de muy buenas sensaciones y también, ¿por qué no decirlo?, con mucha suerte con la climatología en esta primavera tan variable y lluviosa.
Espero poder volver a acompañaros por más rutas y lugares de las Tierras Valencianas.
ÁLBUM DE FOTOS SANTIAGO ALVARRUIZ
Un abrazo para mis gentes del Sobrarbe
Chevi… el valenciano.