Foto de familia junto al ncto. del río Sotón. Javier Carnicer
Sin ningún temor a equivocarme, catalogaría de magnífica (muy buena climatología, bonitos parajes, colorido de los almendros florecidos, y lo mejor de todo el buen ambiente del grupo) la jornada senderista que disfrutamos el pasado sábado día 23, en vuelta circular con salida y llegada en la localidad de Bolea.
De acuerdo con lo planificado nos juntamos, a eso de las 8 y media de la mañana en Bolea, los 27 participantes (26 adultos y Candela, una campeona de 8 años, casi todos de la zona baja, Zaragoza, Huesca, Barbastro, y unos pocos del Sobrarbe-suponemos que al resto que normalmente nos acompaña les asustó un poco el madrugón -además de la matacía de Óscar-), para iniciar la caminata y, después de pasar al poco rato por la ermita de Santa Quiteria y de disfrutar y oler los primeros almendros en flor, llegar a nuestros primeros objetivos de la jornada, ermita rupestre de San Cristobal y el ncto. del río Sotón.
Aunque la vimos desde el camino a nuestra izquierda, dejamos la ermita por el momento, y nos acercamos al bonito rincón del nacimiento del Sotón (precioso lugar con libro de firma y todo, al que solo le faltaba un poco más de caudal en el río). Deshicimos en 10´el camino y ahora sí nos acercamos ya a la citada ermita de San Cristobal, en donde realizamos la primera parada de la mañana, y también repusimos fuerzas en un muy agradable “carasol” del cenobio.
JRM conduciendo a Candela cerca del poco caudal del Sotón.
Coqueto salto de agua sobre el río
Descansando en el «carasol» de la ermita. Enrique Navarro
Después del almuerzo y de ascender por el repecho más fuerte de la caminata, llegamos a la pista que en poco más de media hora nos dejaría debajo de la ermita de la Virgen de la Peña de Aniés. Otro fuerte repecho que en 15-20´ nos llevaría ya a la misma ermita, con impresionantes vistas hacia Aniés, Loarre, Ayerbe muy a lo lejos, campos de almendros florecidos, etc. (es cierto que la calima existente por el polvo en suspensión proveniente del Sáhara, hacía que la visión lejana quedara un tanto borrosa).
Casa del santero y Ermita, en las paredes de la roca. Enrique
La ermita con su campana desde arriba. Enrique
Fue un placer juntarnos en este punto con el cantautor Ricardo Constante, que nos dio recuerdos para una montañera que nos acompaña en muchas ocasiones, Modesta, y después de esperar un ratito pasamos a visitar la ermita con el guía que previamente contratamos.
Quedamos muy contentos de haber realizado esta visita, por las interesantes explicaciones del guía y todo lo que pudimos apreciar, tanto en la ermita como en la casa cercana del santero.
Escuchando al guía en el interior de la ermita.
Después bajamos por un PR hasta Aniés, para continuar por el GR1 y por terreno llano hasta Bolea, disfrutando por el itinerario de bonitos almendros floreados y comprobando además como las “yemas” de la floración de los cerezos están ya muy cerca de explotar (un mes antes de lo que sería normal, sobre finales de marzo); confiemos en que si va a ser así no caiga luego ninguna helada que merme sus frutos.
Almendros en plena floración, cerca de Aniés.
Flores por doquier. César Ceresuela.
Unos 18 kilómetros recorridos, 650 metros de desnivel acumulados, y unas 4,30 o 5 horas de caminata sin paradas, fueron los datos técnicos aproximados de la jornada.
De acuerdo con lo previsto y sobre las 3 de la tarde, terminamos nuestra caminata con una comida de amistad apalabrada previamente en el restaurante de casa Rufino de Bolea, que creo nos dejó a todos ganas de repetir cuando se tercie.
José María Lafuerza. CAS-NABAÍN
Enlace a todas las fotos de José María Lafuerza:
https://photos.app.goo.gl/qBwz3rk69xbKcQTv5
Idem, a las de Petri:
https://photos.app.goo.gl/