Al final el miércoles 5 en lugar del 4 martes previsto, por las condiciones meteorológicas anunciadas para esta fecha, realizamos nuestra programada subida al balcón de Pineta e Ibón de Marboré.
Debemos agradecer a nuestros socios y amigos portugueses de Setubal, José, Teresa y Margarida, el que hayamos organizado esta especial salida entre semana y a la que hemos podido participar algunos componentes más del CAS y Nabaín que no teníamos obligaciones laborales.
Muy puntuales salimos con nuestros vehículos desde Boltaña, Aínsa y Labuerda para, de acuerdo con lo previsto, iniciar nuestra caminata a las 7,30 horas, no sin antes haber pasado por “taquilla” con los 2 euros por coche del parking de Pineta.
Más de la mitad de los “montañeros” no habían subido nunca a Marboré y el resto lo habíamos hecho en varias ocasiones, lo que no evitó que el primer tramo de la subida lo hiciéramos por el camino antiguo muy cerca del cauce del río Cinca, poco transitado aunque todavía con “mojones”, que sale desde el puente de la pista a La Larri. La bajada la haríamos por el sendero actual, primero hasta la pista pero un poco más arriba del puente, y después hasta la pradera de Pineta, dos preciosos tramos de camino muy recomendables para recorrer en familia, particularmente con niños pequeños.
Después de dejar los desvíos a la cascada del Cinca y faja de Tormosa, primero, y collado de la Lera o puerto de Bielsa después, paramos a reagrupar y reponer fuerzas a mitad de camino, para poco a poco ir haciendo las innumerables vueltas y revueltas del camino (en picos de Europa las llaman “tornos”) y llegar hasta el balcón de Pineta con mayor o menor sacrificio, dependiendo de las fuerzas de cada uno, entre las 4 horas y cuarto y 4 horas y media los más rezagados.
Después de realizadas las fotos de rigor continuamos nuestro itinerario para llegar al ibón de Marboré en menos de media hora, en donde comimos y disfrutamos de las preciosas vistas, especialmente hacia los Astazus y el refugio de Tucarroya, ya que el glaciar del Monte Perdido lo vimos en algún momento, y nada el puntón de Treserols (cima de Monte Perdido), que estuvo tapado toda la mañana.
Sobre las 2 del mediodía iniciamos el camino de vuelta, no sin antes habernos hecho las correspondientes fotos de recuerdo, para bajar a Pineta en unas tres horas, con varias paradas de reagrupamiento del grupo.
Como no podía ser de otra forma terminamos la jornada montañera de unos 1.300 metros de desnivel, tomando un refrigerio en el bar de la pradera de Pineta.
Dada la buena acogida de esta salida “entre semana” es muy probable que el próximo año volvamos a organizar otra diferente en los primeros días del mes de agosto, lo que lógicamente se informará a todos como de costumbre.
José María Lafuerza