Hay “Cotiellas” al norte: ascensión al Arbizon (2.831m)

Una cumbre elevada del Pirineo central, con afloraciones calizas, alejada del eje de la cordillera, y que por esta posición goza de unas excelentes panorámicas sobre sus cumbres y sobre los somontanos que la rodean… ¿El Cotiella? Podría haber sido. Pero en esta ocasión los integrantes de dos clubes de montaña de Sobrarbe, CAS y Nabaín, nos hemos dirigido a la otra vertiente de estas montañas para ascender el pico Arbizon (2.831m). Se trata de una cumbre, como el Cotiella, alta en relación a las de su entorno y relativamente aislada y desplazada, en este caso, hacia el norte que, si las nubes no lo impiden, nos mostrará la cara oculta (o la que estamos menos acostumbrados a ver) de Pirene: desde la Pica d’Estats hasta el Pico de Moros (o Balaitous) y más allá, pasando por muchas de las principales cumbres de Ribagorza, Sobrarbe o el Viello Aragón

Quince personas salimos temprano, desde Boltaña, Aínsa y otras localidades de los valles del Ara y del Cinca, en una mañana soleada. Al menos lo está a este lado de la cordillera. A ver qué encontramos al otro. Pasamos el túnel de Bielsa y el cielo continúa sin esas nubes dispersas de que hablaban los pronósticos. Atravesamos los distintos núcleos de Aragnouet, después Saint Lary, y llegamos hasta Guchen. Allí las nubes que suben por el valle parecen querer sembrarnos la incertidumbre. Aunque nunca llegarán a hacerlo del todo. Dejamos la carretera del puerto de Ancizan y nos adentramos entre los tonos verdes de los bosques y prados del valle de Aulon, hasta llegar a las bordas de Lurges (1400m), donde un pequeño aparcamiento facilita la tarea de dejar los vehículos, complicada en otros tiempos.

Partimos de este núcleo que servía a la población de Aulon de apoyo a sus actividades agroganaderas en verano. Junto a sus bordas, valladas con grandes losas y hoy convertidas en viviendas -permanentes o vacacionales- nace el camino que nos llevará a ascender los 1400 metros de desnivel que, en menos de 5 kilómetros, hemos de remontar hasta la cumbre. Granito, antiguas calizas -de procesos anteriores a las que dan forma al Cotiella-, cuarcitas y pizarras nos acompañarán hasta ella.

Arrancamos por un agradable sendero entre avellanos que nos lleva en dirección oeste hasta la cabaña de Espigous. En estos prados, que comparten rebaños de vacas y ovejas, se bifurca el valle. Abandonamos la ruta del collado de Bastan, y giramos hacia el norte. Encaramos una ladera muy pendiente que asciende sin tregua, esta vez en dirección al collado dela Paloume. Tampoco llegaremos a él. La fuente de Coulariot, bajo la pared rocosa que sustenta la cresta de Monfaucon nos ofrece una agradable descanso antes de girar de nuevo hacia el este y trepar el escalón rocoso que la acompaña. Entre pastos y pedreras seguimos, de nuevo por la senda, que en fuertes lazadas nos encamina en dirección norte al tercer cuello al que no llegaremos (al menos de subida), la brecha de Aurey, que conecta con algunas de las rutas que vienen al pico desde la vertiente de Campan. Poco más arriba nos encaramamos a la cresta y las excelentes panorámicas que ya teníamos hacia el sur se enriquecen con las de Payolle y el resto del valle del Adour.

Poco nos queda. Un largo flanqueo y las últimas rampas nos llevan hasta la cumbre decorada por cuatro grandes hitos. El día permanece despejado, salvo en las llanuras occitanas que nos ocultan  las nubes bajas. Las vistas son espectaculares. Montañas de Ariege y Cataluña; Forcanada, Maladetas con el Aneto; Maupas, Spijeoles, Perdiguero, Gourg Blancs; Lardana, Eristes, Bachimala, Culfreda, Loustou; Suelza, Garlitz, Robiñera, La Munia, Troumouse; Treserols, Marboré; Cambieil, Pic Long, Neouvielle, Ramoung; Frondiellas, Balaitous; y más cerca, el Midi de Bigorre, Montaigu y los puertos, míticos para el ciclismo, de Aspin o Tourmalet. Allí permaneceremos hora y media disfrutando de horizontes, almuerzo, charlas,… Y de las explicaciones geológicas que nos dará Quique, que nos recordarán que compartir desinteresadamente tiempo, conocimientos, técnicas y experiencias es lo que ha hecho al montañismo grande y lo ha convertido en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 

Con el alma ensanchada, como los horizontes de los que hemos disfrutado, descendemos convencidos de que también hay “Cotiellas” al norte. Y seguro que en otros lugares. Tras algo más de siete horas en la montaña volvemos a casa pensando en seguir ascendiéndolos.

Juan Rodríguez Bielsa

 

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(1) Entre la cordillera Varisca y el Pirineo

El Arbizón es una montaña de viejas rocas. Restos plegados de la antigua cordillera Varisca, replegados y sacados a flote por encima de las calizas debido a la formación del Pirineo por el empuje de África. Rocas del Carbonífero y Devónico. 300, 400 millones de años de calizas y pizarras metamorfizadas por el contacto caliente de la aparición de los plutones graníticos, aprovechando la distensión de aquella gran cordillera. Un paraíso de roca en soledad. (Quique dixit, más o menos, en la cumbre)

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