El sur del Cotiella y las cumbres del circo de la Neis

El Club de Montaña Nabaín y el Club Atlético Sobrarbe “dibujaron” el perfil de esta montaña por las aristas que se desprenden de su cima hacia el sur

El Cotiella (2.913 m) y las cumbres que le flanquean al Este y al Oeste, sobre el circo de las Neis, han protagonizado la última salida montañera del Club de Montaña Nabaín y el Club Atlético Sobrarbe. Partiendo de Cullivert (1.471 m) una decena de montañeros y montañeras “dibujaron” en su recorrido la silueta sur de esa montaña emblemática -que, por su altura y por estar alejada del eje del Pirineo, puede verse desde amplias y lejanas zonas de Aragóny Cataluña-. En su ascensión fueron enlazando las cimas de Turuzuelo, punta el Raso (2.417), punta Yali (2.675), Cotielleta (2.725), Cotiella (2.913), punta de las Neis (2.752) y punta del Vacarizal (2.594), disfrutando de excelentes panorámicas de amplias zonas de Ribagorza y Sobrarbe, de la vista de innumerables cimas y de grandes extensiones del valle del Ebro.

Este recorrido circular arranca en los prados de Cullivert, junto al refugio que se encuentra en sus inmediaciones, tomando por en medio del bosque el camino de Turuzuelo, que se adentra entre los pinos por la margen izquierda del barranco de las Neis. El camino, que tiende a difuminarse en ocasiones, pronto ofrece, mediante algunos hitos, rutas alternativas hacia el Sur. Elegimos, sin embargo, la que más se adentra hacia el fondo de este recóndito valle. Algunas marcas nos encaminan por un barranco y nos llevan hasta algunos prados ganaderos que quiere devorar la vegetación. Seguimos ténues trazas de senda para desembocar en una inmensa ‘lera’ que, según por donde la vayamos tomando, nos llevará, una vez en el cordal, a un lado u otro del ‘tozal’ de Turuzuelo. Nuestro esfuerzo se ve premiado allí con unas preciosas vistas de ‘las valles’ de la Aigüeta de Víu y de la del Rialbo, detrás de Campo, de la de Ceresa y de La Fueva. Continuando por la loma llegamos a la punta el Raso. Ya hemos ascendido 1000 metros, y la montaña nos vuelve a gratificar mostrándonos a nuestros pies el escondido valle de Yali, con los “praus” de Perillón en primer plano.

Seguimos, cada vez más orientados hacia el norte hasta la punta de Yali (2.675), en la que se nos abre un nuevo escenario, el del circo de Armeña, con sus innumerables sumideros y simas, sus escarpadas paredes y el telón de fondo de las grandes cumbres del Pirineo. El precipicio nos acompañará a nuestra izquierda en la ruta que nos lleva hasta el Cotielleta (2.725) y, posteriormente hasta la base de la cima del Cotiella.

Nos ponemos los cascos y empezamos la trepada (II) en la subimos con cuidado para evitar provocar la caída de piedras. Alcanzamos la cima de Cotiella y sus 2.913 metros, que nos regalan una de las panorámicas circulares más destacadas de la cordillera. Disfrutamos de la cumbre sin prisa, para descender después en dirección a la Ereta d’as Bruxas y, remontar hasta punta de las Neis (2.752). El Vacarizal viene después y seguimos el descenso por el cordal, deteniéndonos en los parapetos de piedra ubicados en sus resaltes. Al Oeste vemos, todavía con un tono gris, la zona, principalmente de erizones, que se quemó en el incendio de hace dos veranos. Antes de alcanzar el bosque giramos hacia el interior de la cuenca de la Neis, buscando la parte (un poco) más cómoda de la inmensa pedrera que la conforma. Entramos en el cauce del barranco, que nos regalará con sus cárcavas y conglomerados de distintos calibres. Tendremos que estar atentos para salir del barranco, antes de que se desplome hasta el vacío, por un prado que se abre a nuestra derecha. A partir de aquí, el camino, fuertemente erosionado por el ganado, nos lleva entre ‘buxos’, a los que luego se suman los pinos, hacia el desagüe de las Neis. El último tramo, con vegetación bastante cerrada tiene algo de laberinto, por los numerosos pasos que se han ido haciendo las vacas que disfutan de estos lugares en verano. Deberemos encontrar el nuestro, para salir de nuevo, tras cruzar el barranco, a los verdes prados de Cullivert, a los que llegamos 1600 metros de desnivel, unos 14 kilómetros y más de 8 horas después. La ruta, se desarrolla en su mayor parte fuera de sendero, y con marcas limitadas que exigen estar atento en las zonas de bosque. Pero con una austera belleza que compensa todo.

Juan Rodríguez Bielsa

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