Bonito punto final a las salidas organizadas en esta primavera-verano 2008. En esta ocasión hemos sido diez los montañeros que nos hemos atrevido con este "tres mil": José Joaquín y Pablo Capdevila, Oscar Ballarín, Ana Ruiz (cámara), Chus Puyuelo y Carlos, José Antonio Juste, José María Lafuerza, Inazié Pardinilla (cámara)  y Miguel de Chisten. A las 7,36 hemos iniciado la caminata en Tabernés (1.700 metros), después de haber superado el percance del pinchazo de una rueda del coche de Oscar (lo que nos ha retrasado un pelín la hora prevista de salida), pasando el puente sobre el río cinqueta de la pez con cerca para el numeroso ganado vacuno que se alimenta por la zona, ascendiendo durante 15/20 minutos por un hermoso pinar hasta encontrarnos con el camino PR que sale un poco más abajo del refugio de Tabernés. Una vez transcurridos otros 20/25 minutos y después de haber saludado a dos pastores que se encontraban cuidando de sus vacas con sus perros, con las que hemos compartido parte del camino, hemos llegado al cruce de caminos hacia el puerto de la Pez y al puerto de la Madera, que es el que nos iba a llevar a nuestro punto de destino. Un camino muy bonito, así como el de los primeros tramos, que primero por un pinar (los últimos ya pinos negros) y después por inmensos praderíos, nos iba a llevar al puerto de la Madera (2.500 metros) y punto fronterizo con Francia, no sin antes haber disfrutado de un par de quebrantahuesos volando encima de nuestras cabezas y de una manada de sarrios que primero por encima de nosotros y poco después muy cerca nuestro, adelantándonos casi en nuestras narices como una estampida. Este camino al puerto de la Madera, aunque ha sido modificado algo su trazado original, aún mantiene algun trozo donde se aprecia que fué usado para el transporte de madera para Francia que se cortaba mucho más abajo y se subía con carros (supongo que tirados por bueyes), y nos dá una idea de la dureza de la actividad, tanto para los animales como para el personal que se dedicaban a éllo. Ya después, por camino bien trazado que va transcurriendo por las vertientes francesa y española, y con mojones de piedras bastante habituales, hemos ido cresteando hasta llegar al Culfreda (3.034 metros) en poco más de 4 horas. Los mas fuertes todavía se han atrevido a alcanzar la otro cima (3.032 metros), aunque en menos de media hora ya estaban nuevamente con nosotros. Después de las fotos de rigor y de disfrutar de la vista de los picos mas emblemáticos del Pirineo: macizo de Monte Perdido, Vignemale, La Munia y Robiñera, Bachimala en frente con su ibón, las Maladetas y el Aneto al fondo, Posets, los Eriste, etc., hemos iniciado el camino de regreso. La bajada por la cresta antes citada es bastante sencilla, aunque no es óbice para que, el que suscribe la crónica y a mitad de la misma, pegara un pequeño resbalón y bajara rodando un par de metros, que aunque solo han dejado un par de rasguños, debe servirnos para reflexionar sobre la importancia de la prudencia en la montaña, prestando la máxima atención en todo lo que hacemos, y como decía el teniente Monjas siendo bien conscientes que hasta que no se llega de vuelta a casa no se ha terminado la excursión. Después de haber disfrutado de nuestras viandas acompañadas del buen vino tinto que nos habíamos traido para la ocasión, del canturreo de canciones de los 60-70 en el camino de bajada y de tomar unos refrescos en el bar del camping situado al lado del campemento de "Virgen Blanca", nos hemos despedido, felices y contentos por el extraordinario dia pasado, hasta las próximas salidas programadas ya para el otoño. José María Lafuerza P.D.: A todos los que participasteis en esta excursión o en cualquier otra, como a los que visitais nuestro portal de vez en cuando, recordaros que se pueden hacer comentarios y sugerencias tanto en las noticias como en alguna de  las fotos que se incluyen en las mismas.  

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