Foto del grupo de los 15 en collado Horcados Rojos. Cámara Laura.
Hola amigos. Antes de poneros la crónica de lo realizado el jueves y viernes en nuestra estancia por Picos de Europa que nos ha hecho Andrés Olloqui, uno de los integrantes del grupo de los 15, quiero deciros que os hemos recordado con cariño a todos los que nos acompañáis en alguna ocasión a cualquiera de nuestras salidas, particularmente a nuestro gran José Ramón, que no falla a ninguna salida y a ver si el próximo año se anima.
También a los todavía novios Victor y Esther, que pasan mañana por vicaría, y a nuestra querida y añorada Chus Puyuelo, enamorada de estas montañas y que estoy seguro ha estado presente en muchos momentos de este día montañero.
José María Lafuerza. Presidente del CAS
"De cara a esta travesía, todos hemos llenado nuestras mochilas de sueños e ilusiones, sabiendo que la montaña es ese territorio vasto, hermoso y razonablemente virgen donde proyectar nuestros más preciosos ideales. Además, conociéndonos unos y otros más o menos, sabíamos de seguro que estos cuatro días que íbamos a compartir en la montaña sacarían lo mejor de la convivencia humana y del espíritu de grupo, como así ha sido.
Así, después de salir sendas expediciones de Aínsa, Boltaña, Huesca y Zaragoza, ovejas y cabras incluidas a mitad de camino, nos encontramos ya todos juntos en Unquera tras 7 horas de viaje, en la frontera entre Cantabria y Asturias, donde aprovechamos a echar una cañita todos los integrantes de la travesía juntos, hablar de los planes de estos días y quedar en un tranquilo restaurante de Potes para comer.
Comida en Potes.
Ya tras los primeros cocidos, vinos y demás, llegamos a Espinama, donde dejamos los coches, nos cambiamos en nuestros supertrajes de montañeros y nos lanzamos a la conquista de Picos de Europa. Primera parada, cable de Fuente Dé, explorando unos la carretera y otros aventureros los caminos rupestres. Una vez en el teleférico, pretándonos un poquito cupimos todos en una cabina y comenzamos una impresionante ascensión hacia la cima de una impresionante pared montañosa que encumbraba el verde valle.
Foto grupal a la salida del Teleférico de Fuente Dé (de momento 14 componentes).
Desde la cima del cable, disfrutamos de una misteriosa niebla, que no obstante nos dejó el suspense de la vista para otro día. De ahí comenzamos la aproximación al hotel-refugio por una amplia pista, observando con ojos hambrientos el impresionante paisaje que nos rodeaba. Valga decir que los Picos de Europa no desmerecen en absoluto a nuestros queridos Pirineos, y que, por efecto del Cantábrico, tiene un efecto térmico de unos 600 metros más para la altura que transitábamos.
Bajada Aliva. Laura Juste.
Llegando al hotel Aliva.
Tras una suave hora de caminata, habituando nuestras espaldas a la carga autoimpuesta de nuestras mochilas, llegamos al impresionante hotel de Aliva, en medio del Parque Nacional y a más de 1.800 metros. Una vez extendidos en nuestras habitaciones, disfrutamos de una muy agradable cena juntos, regada de caldos tintos del lugar y toques de orujo y pacharán, que nos ayudaron a conciliar posteriormente un sueño de ángeles, mientras desgranábamos en nuestras conversaciones las típicas rememoraciones de excursiones compartidas del pasado, inquietudes y deseos para el futuro, mientras se desplegaba, sutil pero indefectiblemente, la compenetración de los caracteres ahí reunidos, formando la piña humana que favorece el entorno natural y este tipo de encuentros.
La cena del jueves en el hotel Aliva.
Viernes.
Después de un amplio desayuno en el Hotel Aliva, aunque un poquito tarde para el imperante espíritu montañero (8:00 h), iniciamos nuestra andadura hacia el interior del Parque Nacional, por una amplia senda, deshaciendo parte del camino del día anterior para retomar el desvío hacia nuestro objetivo del pico de Horcados Rojos. En ese desvío, esperamos el reencuentro con el animoso Carlos, que se había cruzado media España para no perderse estos días de comunión montañera.
La llegada e incorporación de Carlos al grupo.
Una vez todo el grupo juntos del todo, iniciamos un camino variopinto entre pista de piedras, camino, pedreras y neveros, compensando con nuestra inclinación y mochilas la fuerza del viento, que parecía sacado del mismo valle maño.
En el primer tramo de la Vueltona.
Nevero para acceder al collado Horcados Rojos.
Tras un par de horas de camino, alcanzamos el collado a los pies del pico de Horcados Rojos, donde aprovechamos a agazaparnos entre las rocas para protegernos del insistente viento y aprovechar a dar el primer bocado nutritivo de la excursión. De ahí, dejamos las mochilas, algo más vacías, en manos de Maria José, mientras subimos, ligeros como plumas, a la cima del mencionado pico. Por momentos, el viento parecía querer ayudarnos a levantar nuestros cuerpos entre los riscos para ascender con más brío, y otras veces incluso debíamos pedirle algo más de paciencia y menos ímpetu.
Subiendo a la Torre de Horcados Rojos con el Picu al fondo.
Desde la cima, además de ciertos atisbos de cobertura móvil que nos recordaba levemente a la civilización, distinguimos un hermoso paisaje rodeados de muchos de los picos del Parque, y casi casi percibíamos incluso el Cantábrico al fondo.
Cima de Torre Horcados Rojos. Mauricio Sabas
De vuelta al pie del pico, decidimos unos y otros cómo seguir la aventura del día. Cabe destacar, como invitación a nuevos montañeros, que en estas excursiones tienen cabida todo tipo de niveles, como vemos en las siguientes versiones que siguen nuestros caminos:
a) Versión atlética: Subida al pico Tesorero, con un imponente paso aéreo que, dado el fuerte viento, amilanaría a cualquiera menos a nuestros bravos montañeros estrella. Y por si no fuera poco, una versión más ultra aún tuvo fuerzas para subir a la Peña de Santa María…
Selfie de Nacho en el ojo de la cresta del Tesorero.
Cima Tesorero
b) Versión pista: tras una caña junto al cable, se comen el camino de vuelta a Aliva, y bajando por una pista amplia y larga hasta caer a pico en Espinema.
Grupo de los diez en Cabaña Verónica.
De retorno a la Vueltona. JML
Los Invernales por la pista de bajada de Aliva a Espinama.
c) Versión cable: tras la misma caña que antes, otros disfrutan de nuevo de las vistas del teleférico en sentido bajada. Esta vez con menos peso en la cabina…
Foto de grupo en el Mirador del Cable. JML
d) Versión chascarrillo Aínsa – Sobrarbe: Javi me pica para bajar zigzagueando por debajo del teleférico, haciendo una bajada casi en pico por caminos inverosímiles.
Javi y Andrés platicando sobre moricos y pelaires.
El caso es que al final todos vamos llegando a cuentagotas a nuestro segundo lujoso alojamiento en Espinama, disfrutando de una buena ducha, unas sidras y una revitalizante cena, aderezada de gin-tonics, orujos y sesión de fotos en el salón del hotel.
Tomando "sidriña" en la terraza del hotel el viernes 3.
Ala, ¡mañana más!
Andrés Olloqui. 3 de julio 2015"
Datos técnicos:
Subida al Tesorero: 1.300 desnivel positivo y 1.100 negativo
Regreso por el Aliva y pista Espinama: 1.100 positivo y 1.800 negativo
Enlace a las fotos de José María Lafuerza, del jueves y viernes:
https://plus.google.com/photos/106086681884713509415/albums/6167351103752455329
https://plus.google.com/photos/114184705549335176665/albums/6168108140727183233
Idem, a las fotos de Laura Juste:
https://plus.google.com/photos/114184705549335176665/albums/6168129462215856817