Foto de familia en inicio caminata en Erratzu (inicio caminata). Eva García
Ola de frío polar, nieve a 600 metros, temperaturas bajo cero… Con este pronóstico tan poco halagüeño, nos enfrentábamos un año más los compañeros de los clubes CAS-Nabaín, a nuestra incursión por tierras Navarras.
Tras alguna baja de última hora, somos 29 los valientes, con sus nueve letras, los que nos animamos, o mejor dicho, consolamos mutuamente, para seguir adelante con el plan previsto. Y lo previsto para este año era visitar el Baztán: valle al norte de Navarra enclavado en el pirineo atlántico, tierra de bosques frondosos y húmedos, climas templados, caseríos, palacetes indianos, brujas, contrabandistas, leyendas..
Nos alojamos en el Hostal Trinkete, ubicado en el corazón de Elizondo, que además de ser la capital del valle, nos espera rebosante de vida en su día grande de las ferias de otoño. Puestos de quesos, embutidos, ropa, paraguas, nos reciben según vamos llegando, cada uno cuando puede, para compensarnos esa pequeña congoja que nos causan las malas predicciones meteorológicas.
El Hostal Trinkete, con su inmenso porche de entrada.
Nos vamos a la cama sin poder decidir ni concretar el plan para el sábado. A ver cómo va el día… ese era todo nuestro plan.
Desayunamos y mientras caen algunas gotas, nos acercamos con los coches a Erratzu. La ruta prevista es un itinerario circular, subiendo al monte Autza (1.306 m). Monte muy representativo de la zona, y con muy buenas vistas, a pesar de no ser el más alto del valle (Sayoa 1.459 m).
Comenzamos a andar sobre las 9:30h, por un sendero bastante cómodo, flanqueado por enormes castaños y robles americanos, que nos lleva hasta la cascada del Xorroxín. Desde aquí deshacemos un poco lo andado y nos dividimos en dos grupos: 4 compañeras cruzan el río y vuelven hacia Erratzu por el barrio de Gorostapalo. El resto seguimos el plan previsto.
Junto a la cascada de1 Xorroxin. JML
Un tramo de carretera paralelo al río Iñarbegui nos lleva hasta los caseríos de Pilotasoro. Paramos para tomar algo y decidir el siguiente paso… unos prefieren volver, otros se animan a continuar… hasta el momento llevamos unos 8 km y 400 m de desnivel, así que todavía nos queda mucha miga.
Al final, y aun viendo las nubes amenazantes, decidimos continuar un poco más. Nos adentramos en un precioso hayedo, con sus colores otoñales, pero que nos hace ganar todo el desnivel de golpe, en una de esas picarras que ya conocemos de otros años.
Con calma vamos subiendo todos hasta llegar a la muga con Francia. Allí, nos volvemos a dividir en dos grupos, 10 compañeros deciden volver por donde hemos venido, y los otros 14 continuamos hacia la cima.
El grupito de la muga con Francia. Petri
Es en este momento cuando empieza a refrescar, ya sin el abrigo del hayedo, más expuestos y a más altura, nos sorprende algún copo de nieve, y la boira que viene y va, tapando y descubriendo las impresionantes vistas de este monte tan solitario. En la cima los penitentes, unas piedras colocadas en vertical, nos acompañan.
El grupo en la cima del Autza.
Contentos y todavía incrédulos por la suerte de haber podido subir, decidimos bajar rápidamente para reunirnos con nuestros compañeros. A la bajada un pequeño chaparrón, para que no podamos decir que no nos llovió… pero que acogimos casi hasta con agrado.
El valle del Baztán, desde el camino de regreso.
En números, los que llegaron hasta la muga 19 km y 900 de desnivel, y los de la circular 20 km y 1240 de desnivel acumulado. En ambos grupos unas sonrisas inmensurables.
Vuelta al hotel, donde este año íbamos a celebrar el segundo campeonato de pelota mano, en este caso en un trinkete. El Trinkete es un frontón vasco-francés un poco peculiar, como peculiar es que esté en el interior del propio hotel! Y así entre la pelota, los futbolines, las duchas y las ferias pasamos la tarde.
Los partidos de pelota a mano, en el frontón.
Victor y Óscar, flamantes campeones con sus txapelas.
Después de cenar, pudimos disfrutar de varias cosas que ya se están convirtiendo en tradición: Carmen y Óscar nos volvieron a sorprender con unas espectaculares ensaimadas para celebrar sus cumpleaños, y José Mari nos deleitó con una sesión de cantos, este año acompañado de su guitarra! Unas copas y unos bailes dieron por finalizada la jornada.
El domingo nos levantamos con una hora más de sueño y nos acercamos a ver las cuevas de Zugarramurdi. Un paseo por la enorme gruta, donde los contrabandistas escondían sus mercancías, y se reunían las “brujas”, donde se destila naturaleza salvaje, historia…o era una historia salvaje?
Y si… la ola de frío ha llegado, con sus anunciadas nieves y bajadas de temperatura, pero nos ha pillado ya en casita, tapados con la manta del sofá. Eso sí, con un buen sabor de boca por todo lo vivido.
Foto de familia en el frontón del Trinkete con los propietarios del Hostal. JML
Agradecerles a Francis y Cristina del Hostal Trinkete su amabilidad con nosotros, haciéndonos sentir como en casa. Y a vosotros, agradeceros la confianza, la ilusión con la que venís y la fidelidad año tras año, y ya van 3. Creemos poder decir… que hasta la próxima.
Dani y Sandra.
Enlace a las fotos de Manolo Hernández:
Idem, a las de Petri:
https://photos.app.goo.gl/
Idem, a las de José María Lafuerza:
https://photos.app.goo.gl/dbinkDFNSswi3wgo8
Fotos del viernes por la mañana, Nacimiento del río Urederra, de Manolo:
de Petri:
Idem, del domingo por la tarde de Manolo en Aguarales de Valpalmas: