Después del día tan magnífico y entrañable que pasamos ayer, lo primero de todo es dar las gracias a todos los que colaboraron a ello; en primer lugar y por orden cronológico del desarrollo de la jornada al equipo de la sección de espeleología del CAS (Miguel, Dani, Agustín y participantes en el curso de espéleo), a la familia Torres de Seso, por su hospitalidad y abrirnos las puertas de su casa, a Victor y Esther por su invitación a sidra asturiana, y a los demás por su participación y compañía en los actos llevados a cabo.
Tal como estaba programado, después de reagruparnos en Boltaña, nos juntamos en Seso sobre las 9 de la mañana, tanto los participantes en el curso de espeleología como los que solamente íbamos a visitar las cuevas de Seso (mejor dicho una de las tres). Para llegar a la entrada de la cueva hay un camino bastante marcado que sale desde la pista, muy cerca de Seso, junto a un barranco, con 15 o 20 minutos de caminata.
Fue una suerte contar con la ayuda y explicaciones de los guías del curso, que nos hicieron conocer esta cueva con muchos datos técnicos y curiosos que de otra manera no hubiéramos sabido.
Casi todos, provistos de casco y frontal, llegamos hasta el final de la cueva (algunos nos quedamos muy cerquita) y después de volver sobre nuestros pasos y hacernos en la boca de la cueva las correspondientes fotos de familia, dimos por terminada esta primera actividad de la jornada.
Los participantes en el curso, después de acercarse a la casa de Seso a degustar la “sidriña” de Victor y Esther, continuaron la jornada de curso en el pabellón polideportivo de Boltaña. Los demás, salvo Victor que se quedó con Manuel a preparar las mesas para la comida, iniciamos el recorrido previsto, que decidimos modificar a última hora subiendo hasta Silves, en vez de acercarnos a Jánovas según lo inicialmente programado. Un paseo de un par de horas que nos vino muy bien para estirar los músculos, un tanto agarrotados de la visita a la cueva.
A eso de las dos del mediodía fuimos juntándonos todos junto a la casa para degustar la sidra “escanciada” por Victor que estaba riquísima, y ya después fuimos sentándonos en las mesas preparadas en la parte superior de la vivienda (comedor y terraza) para degustar y compartir lo que cada uno había traído para la comida.
El postre, una torta riquísima, así como el café, obsequio y deferencia de Maria Pilar (la madre de nuestro compañero y amigo José Luis Torres). Los licores, que no faltaba ninguno, fueron cosa de Manuel Torres.
Después vendría la entrega por parte de José Ramón Monclús de una sencilla placa de recuerdo realizada por el grupo Atades de Boltaña, para nuestros amigos Victor y Esther, por su próximo “casamiento” con el texto “Para Victor y Esther, con nuestros mejores deseos de felicidad de vuestros amigos de la montaña del CAS y Nabaín”.
Antes de hacernos las correspondientes fotos de recuerdo de la comida, aún tuvimos tiempo de entonar alguna canción, especialmente nuestro amigo Jesús Force, que nos deleitó con alguna ranchera marca de la casa.
José María Lafuerza
Presidente del CAS
https://plus.google.com/photos/106086681884713509415/albums/6160263740681387313