Emblemática montaña del pireneísmo.
Comienza su historia hace casi 300 millones de años, siendo un fragmento de un gigantesco volcán. Junto con el Anayet, los únicos vestigios volcánicos del Pirineo.
Las características de la roca «andesita» y su vertical morfología le hicieron convertirse en paraiso para la escalada.
Cima de 2884 m. ubicada en el departamento francés de Pirineos Atlánticos, a muy poca distancia de la frontera del Portalet.
Su majestuosidad y sus características la hacen destacar entre las montañas más reputadas para los montañeros. No tiene ruta fácil. Exige varias trepadas en el ascenso y rápeles en el descenso.
Al destacar sobre sus vecinos el Midi d’Ossau ha llamado desde muy temprano la atención de los aventureros y estudiosos. Por esta razón fue una de las primeras montañas pirenaicas en ser ascendida. En 1787 un pastor del vecino valle de Aspe logra marcar la hazaña de la conquista de la cumbre haciendo un gran montón de piedras en la cima de la montaña que era visible desde abajo.
La vía normal de ascensión fue dotada de clavijas a finales del siglo XIX en sus pasos más complicados. Muchos de estos apoyos han sido eliminados posteriormente.
Acudimos a la cita un grupo de 13 compañer@s. Y antes de las 8 de la mañana ya estábamos andando por el camino, entre pastos, cabañas de pastor y pletas de ganado, que conduce en algo más de una hora al refugio de Pombie a los pies de la montaña. De allí se asciende poco a poco en dirección este, dando vuelta a la mole del Midi, hasta el collado de Souzón donde se comienza el ascenso propiamente dicho del Midi d’Ossau.
El ascenso es muy intenso; la verticalidad de la mole rocosa se hace notar. Pronto se llega a la primera chimenea donde conviene asegurarse si no se progresa con soltura, ya que los agarres son más escasos. Vamos juntos, ayudándonos, incluso con el viejo recurso del «paso de hombros». Después una segunda y tercera chimeneas con excelentes presas y agarres que facilitan la progresión. Las tres están equipadas para poder rapelar en el descenso. Se alternan trazas de camino y bloques de roca. En un momento dado nos econtramos con una antigua cruz/flecha metálica que señaliza un giro estratégico en el itinerario a 2657 m. A partir de allí, itinerario más fácil hasta la cresta y la cumbre.
El tiempo un tanto incierto, alternaba nubes, niebla y ventanas de luz que hicieron preciosa la ascensión.
En la cumbre sentimiento de emoción. El Midi es una montaña tan bonita…
Y Kike nos sorprende con los versos de una antigua canción de amor: «Amor d’Aussau»; romance pastoril del valle que habla de amor lejano, la montaña, la luna, el esparbé, la edelweiss, la muerte, la vida hermosa…
Decidimos descender pronto. El tiempo no está muy seguro. En los rápeles recordamos las técnicas. Siempre hay que aprender y recordar.
Vuelta al refugio de Pombie y entre nieblas vespertinas llegamos al coche, junto al Portalet, tras 8 horas de actividad.
Gran jornada de montaña. Seguiremos…