Cima de la Gran Facha
El fin de semana pasado hemos realizado el ya tradicional “vivac” de alta montaña que desde hace unos años programamos para fechas veraniegas.
Este año, además, teníamos un motivo especial, pues queríamos unirnos a una celebración entrañable que desde 1941 se viene celebrando ininterrumpidamente en la cima del “tresmil” propuesto para este vivac.
Como la historia es un poco larga de contar, recomiendo visitar la página web que los “amigos de la Facha” tienen, y así entender un poco más porque queríamos, como clubes, acompañar a nuestros compañeros montañeros de uno y otro lado del Pirineo.
Dicho esto, decir que las previsiones durante toda la semana eran ideales, pues no hay nada como una ola de calor como la que hemos padecido estos últimos días, para poder vivaquear y hacer un tresmil con garantías de temperaturas agradables, ausencia de vientos y probabilidad mínima de precipitaciones.
Desde ya principios de la semana entrante del Vivac, fueron apuntándose, no sólo quienes íbamos a realizar la actividad al completo, sino quienes iban a sumarse durante el domingo en la cima, así como quienes iban a realizar la actividad de día hacia los ibones azules con idea de juntarnos el domingo para comer juntos y pasar al menos media jornada juntos.
Finalmente, al Vivac fuimos 12 personas, tres valientes chicas y 9 chicos, que con ilusión y fuerzas empezamos el sábado a las 8:30 en el Balneario las primeras rampas que el camino a Bachimaña emprende.
A pesar de las tremendas mochilas que exige pasar la noche en altura, más el imprescindible concurso de tapas, el ritmo es adecuado, cumpliendo los horarios previstos a fin de evitar el fuerte sol y la radiación de la altura a la que nos vamos a mover.
A las 10:30-11:00 llegamos a almorzar sobre el ibón superior de Bachimaña, junto a una senda que se ve continuamente transitada por los muchos montañeros que pasan a dormir al refugio de Wallon (debido a la celebración de ese día, y sobre todo del siguiente en la cima de la Gran Facha).
Tras reponer las fuerzas minadas por el peso y el calor que empieza a hacer en algunos tramos del camino menos aireados, seguimos ya en dirección a la cola del embalse superior, donde el camino bifurca entre la GR-11, que busca los ibones azules y el collado Tebarray, y el que nosotros seguiremos, dirección al puerto de Marcadau.
Ibones de Pezico altos. Foto de Juan Félix
El día, descontando el sol y la radiación, es magnífico, y las vistas van sumando puntos…hasta que tras alguna parada para reponer líquidos, llegamos a los ibones de Pezico. Son las 13:30 cuando descargamos las mochilas en la parte oeste del ibón grande, el represado, y tenemos un rato para buscar el emplazamiento idóneo para el vivac, así como para refrescarnos y prepararnos la comida.
La tarde es larga cuando no hay ni una sombra debido a los más de 2.500 mts. a los que estamos. Siesta, baños, charlas, algunos se acercan al collado por donde iremos mañana para valorar si hay nieve y cómo está…y cuando a las 19:00 se pone el sol sobre el ibón, empezamos los preparativos del concurso de tapas, actividad estrella de las tardes de vivac.
Este año el concurso definitivamente ha dado un salto cualitativo y cuantitativo. Todo el mundo aporta su tapa al concurso, y la calidad de las tapas es mayúscula, sobre todo teniendo en cuenta que hay que portear y procurar que todo llegue en buen estado.
Las tapas presentadas al concurso por los participantes. Óscar
Sobran las palabras con las fotos del evento…, y nombrar todas las tapas sería costoso y vano, dado que de ellas no quedo más que algunas pocas con las que a pesar de ser doce personas no pudimos acabar. Ello habla de la cantidad de tapas que había.
Un único apunte al respecto, a propósito de la tapa ganadora por unanimidad. No diremos el autor, aunque sí el producto principal de su composición: tomate de huerto del Pueyo.
La excelencia del producto, la delicadeza del montaje, la explosión de sabores…hicieron la ganadora incontestable a una tapa de primerísimo nivel a la que el jurado al completo y por unanimidad sólo pudo rendirse a sus pies.
El resto de las tapas magnífico, todo hay que decirlo, lo que por otro lado sólo hace que ensalzar más a la ganadora…y alguna tapa que no era del nivel del resto suplió sus deficiencias con el ingenio de un acertado nombre que le valió no quedar la última, sino la penúltima. Los quesos del gusto de todos, salvo de quién debido a su vida laboral en tierras forasteras ha aflojado su vigor y le parecían un poco fuertes…pero qué le vamos a hacer. Ya volverá a buenas cuando se vuelva a su tierra.
El maridaje de los vinos igualmente superior: txacolí, rosado de Navarra, tintos del Somontano, de campo de Borja, Oporto…cada oveja con su pareja.
Si sería espectacular el concurso que hasta la “gabacha”, pasó por los collados cercanos desde Francia y nos envolvió puntualmente, dado un aspecto al ibón y al entorno fantasmagórico…al decir de alguno, como si nos hubiéramos transportado por un instante a Escocia…verdaderamente estaba espectacular el paisaje. Además un sarrio no dejó de vigilarnos prudentemente desde las alturas, seguramente con envidia de lo que desde allí veía.
Y poco más que decir al respecto. Simplemente que el año que viene esperemos repetir tanto el vivac como el concurso e intentaremos mantener o incrementar el nivel.
Tras esto sólo quedaba irnos a dormir y poder contemplar tras abrirse la niebla y dejar la noche despejada, los cientos de estrellas que tapizaban el cielo…muchas fugaces e innumerables aviones que surcaban con sus luces intermitentes la noche de Pezico.
Al día siguiente, antes de las 7:00 la claridad del alba nos hace ir removiéndonos en nuestros sacos, ir moviendo, despertándonos poco a poco y comprobar que la noche, aparte de no haber sido nada fría no ha sido ni siquiera húmeda, a pesar de haber dormido a escasos diez metros del ibón y con dos neveros cerca (que, por cierto, fueron la nevera ideal para mantener fresco los productos del concurso, así como el vino).
A las 7:30 el sol comienza a iluminar las crestas y cimas que nos rodean, sobre todo la Gran Facha, la más alta, que nos abriga de los aires de norte.
El despertar y el desayuno son más o menos rápidos, y a las 8:00 ya podemos empezar a ascender las exigentes primeras rampas con la tranquilidad que los informes de la tarde anterior aseguran que la vía está limpia de nieve (lo que ha sucedido recientemente, pues hasta pocos días antes hacía falta piolet y crampones por la nieve que quedaba).
Progresamos despacio por las características del terreno, muy empinado y pedregoso, muy suelto. Pero el peso de las mochilas es bien diferente de las de ayer.
Ibones de la Gran Fach. Juan Félix.
Al salir al collado, las magníficas vistas hacen que los ánimos suban, y la cercanía de la cima hace que todo el mundo se reconforte. Además son las 9:30, lo que nos da mucho margen para subir y poder estar arriba tranquilamente almorzando y disfrutando del maravilloso día hasta que empiece le celebración de las 11:30 en cima.
Celebración de la Misa en cima de la Gran Facha. Óscar y Juan Félix
Foto de familia en la cima
Vuelvo a recomendar la visita la página web de amigos de la Facha…aunque apunto que todos los años, el 5 de agosto, festividad de la “Virgen de las Nieves” hay una misa hispano-francesa, por los montañeros fallecidos. Decir que estuvimos como clubes de una comarca pirenaica como la “nuestra”, y como montañeros para acompañar a los montañeros franceses y españoles (de Zaragoza, Huesca, Barbastro, Jaca) que en número de unos 50 nos juntamos arriba.
Estando a punto de comenzar la misa, llegaron arriba Juan Félix y Chevi, con los que ya habíamos quedado así, pues venían desde el refugio de Bachimaña, donde habían pernoctado. Chevi bajaría con nosotros mientras Juan Félix descendió por Respumoso hasta La Sarra donde fueron a buscarlo.
Algunos de los participantes en el vivac tuvieron que marchar de la cima antes de todos los actos pues tenían un largo viaje de vuelta, por lo que el descenso, una vez llegados todos a cima, fue escalonado.
Tras la misa, fuimos descendiendo por el mismo camino de ascenso, hasta el vivac, donde recogimos todo, dejando todo como estaba antes de que llegáramos y seguir hacia Bachimaña, donde esperábamos encontrarnos con el grupo que hacían en el día la subida a los ibones azules.
Y justo donde nuestro camino y el suyo se encontraban nos juntamos, marchando todos juntos a comer al magnífico y extraordinariamente bien guardado y atendido refugio de Bachimaña.
Tras comer a las 14:30, un rato de descanso, y hacia el Balneario, donde llegamos sobre las 17:00.
Algunos se quedan tomando algo, otros vamos marchando…y las nubes que durante la tarde se habían ido formando, se unen a la despedida con gordas gotas de agua que nos hacen salir bajo la inminente tormenta.
Y así acaba el fin de semana de Vivac de este 2018, con un vivac para recordar por la maravillosa noche, la grata compañía y las risas de todos, la cima en amistad tanto de nosotros como grupo, como de todos lo que allí nos encontramos, y del recuerdo de un concurso de tapas especial.
Por último decir que nos intercambiamos correos y teléfonos con el Presidente español (hay dos, una francés y otro español) de la asociación de “amigos de la Facha”, que además es uno de los curas cooficiantes, junto con el cura francés…a los que agradó que subiéramos para acompañarles este año. Quedamos que a poco que podamos, el año que viene volveremos a acompañarlos…allí queda la idea.
OSCAR BALLARÍN PLANA.
Para finalizar, la crónica del presidente español de esta Asociación:
Crónica de la peregrinación 2018
Para el trayecto del día 4 de agosto volvimos a retomar la ruta clásica: Balneario de Panticosa – Refugio de Wallon. Llegamos al Balneario en un coche Nissan Primera, que ya lleva a sus espaldas (entiéndase “a su chasis”) 316.000 kilómetros, Jorge Arroyos, Silvia Martínez (la traductora), Guille Orus y quien escribe ésta crónica.
En Panticosa a eso de las 8:15 nos esperaba Iñaki Sánchez y Tomas Purroy. Un rato antes habían salido también desde Panticosa Ángel Bello, Luis María Aramendia y Josemari Bonet.
Unos 15 minutos después de empezar a andar nos encontramos a una chica con una carpeta, por un momento temimos que fuera la típica chica que te aborda por el Paseo Independencia y que hay que ser muy ágil para poder evitar, pero afortunadamente sólo estaba haciendo una encuesta para la asociación de montañeros de no sé dónde y muy rápidamente nos preguntó sobre nuestra ruta, equipamiento de montaña y si estábamos federados.
Ya cerca del refugio de Bachimaña nos encontramos con Oscar Ballarín que subía con 12 montañeros del club de Atlético Sobrarbe y Nabain; aunque ellos no iban a Wallon sino que hicieron vivaque por el Ibón de Pecicos para el día 5 ir directamente a la cima de la Gran Facha.
Llegamos a Wallón pasadas las tres; por supuesto que nos dimos el baño de rigor (no todos, solo los valientes).
En Wallon nos encontramos con los españoles que subieron por Pont d´Spagne que fueron Josep Cartaña y su mujer Nina; asimismo con Jorge Sicart (uno de los grandes veteranos) y familia de Cristina Prieto: Pablo, María, Jaime, Javi y Elena.
Y por supuesto también nos encontramos a nuestros amigos franceses de la Asociación, en especial Jean-Marc Brasseur, su mujer Martine, al Abbé Antoine, a Nathan (y su prometida Constance) a Roger Nipou y un largo etcétera.
A las 18 tuvo lugar la Santa Misa en la ermita de Wallon presidida por el Abbé Antoine, concelebrada por D. Javier y la asistencia de dos diáconos permanentes franceses.
Tras la Misa la cena a las 19 en el refugio (o por libre) y después el acontecimiento más esperado: la velada internacional.
Éste año puedo decir que el pabellón español aguantó el tipo frente a los siempre espléndidos cantos franceses. Ayudaron a mantener el tipo, además de todos los citados, un grupito de Valencia que casualmente pasaba por ahí y los cantos en solitario que Ángel Bello se marcó, en especial “S’ha feito de nuei”. Los cantos españoles fueron los típicos: clavelitos, el alcalde de Arrigorriaga, Pantaleón, etc. Además Roger Nipou nos cantó el “Txoria txori”.
Tras la velada todos a dormir para al día siguiente madrugar.
El día 5 amaneció despejado y caluroso. Subimos hasta el collado y a las 9:30 fue la bendición del material de montaña. No sin antes saludar a los que subían por Respomuso; procedentes de Barbastro: José Alcubierre, Agustín, Luis, Martín, Cesar, Arancha, Faustino, Esther, Sara y Jesús.
Asimismo nos encontramos con Miguel Ángel Pérez, Francisco, Iñaki y Ciriaco.
Al término de la bendición se leyó una carta que la mujer de Pepe Sancho (Mª José) había escrito en memoria de él. Asimismo se regaló un cuadro con su imagen para ponerlo en la ermita de Wallon. La carta se reproducirá en el próximo boletín.
Tras el homenaje subimos a la cima de la Gran Facha. Allí nos encontramos con Paco Casado, Álvaro Baños, Juan Ramón Selva, Fernando Corbi, Nacho Bistué y Pablo Romero los cuales subían directamente desde Panticosa. También a Javi de Zaragoza y un amigo.
Un día espléndido donde el viento era una muy suave brisa, lo justo para no asarse de calor. Se celebró la Santa Misa por tres fines: primero como acción, como desde 1942, por el milagro a Madame Mate. Segundo para ofrecer la Misa por Pepe Sancho. Y tercero para provecho espiritual de los peregrinos.
Tras la Misa la ceremonia civil recordando a los caídos en la montaña en el trascurso del año leyendo sus nombres y lugares de fallecimiento. Tras nombrarlos, tanto los fallecidos en la vertiente española como en la francesa, un minuto de silencio y se nombró cabellos de la montaña a los que ascendían por primera vez a la Gran Facha. Y tras los nombramientos una foto de todos los socios y amigos, españoles y franceses que peregrinamos este 2018.
Tras la foto nos despedimos citándonos para el año que viene y bajamos directamente por el Embalse de Pecicos hasta Panticosa Balneario. Allí en el Balneario algo que es preceptivo para todo buen montañero: una buena cerveza fría.
Fco. Javier Martínez Mallén